miércoles, 15 de septiembre de 2010

"En Argentina, tras doce años de silencio, Gombrowicz inicia una reflexión que irá ampliándose cada vez más; después del combate ferdydurkiano contra la ficción de la madurez, arremete sucesivamente contra la nación, contra la sexualidad, contra la historia, contra "toda forma que deje de ser el hábito confortable del hombre para transformarse en un caparazón pesado y rítigo". Ése es también el sentido del combate, el más discutido de todos, que emprendió contra la relación petrificada, desvirtuada, ritual, que tenemos con la poesía y con el arte en general. "Todas nuestras bellas artes, nuestras morales y nuestras filosofías, como nos superan y son más maduras que nosotros, sólo consiguen ponernos en un compromiso y hacernos caer en una especie de infantilismo, regresivo. En nuestra realidad confidencial, íntima, sólo sentimos nuestra insuficiencia, nuestra inmadurez; y entonces nuestros orgullosos ideales se desmoronan, y creamos una mitología privada que asimismo es en su principio una cultura, pero una cultura despreciable, inferior, reducida al nivel de nuestra insuficiencia". El arte nunca escaso de fieles; está aquejado de un exceso de idolatría" (Christian Salmon: Tumba de la ficción).

No hay comentarios:

Publicar un comentario