sábado, 18 de septiembre de 2010

Llevé tres libros a la apertura del segundo y último día: "Storytelling" de C. Salmon, "El espectador emancipado" de J. Ranciere y "Formas breves" de R. Piglia. Quería unir la cita final de primer libro del manifiesto "Desenfocar" de Lars von Trier, con la noción de el arte político como distribución de lo sensible (más allá de la retórica de las consignas o del radicalimos subvencionado) tal y como la perfila Ranciere sin dejar de leer un párrafo del escritor argentino en el que se dice que el artista viven la soledad y el ritículo de su voluntad lírico-expresiva. Ojalá eso no sea cierto en el taller de Entrecampos. El único objetivo es hacer un paréntesis. Encontrar, a la manera sufí, "el desapego del fruto del acto" y activar una dinámica de grupos y microalineamientos que sirvan, aunque solo sea eso, para agitar la situación. No quise informarme de NADA sobre Mendoza antes de venir (en mi primer viaje a esta ciudad) para no tener ningún prejuicio ni itinerario pre-trazado. Pero si consideraba fundamental impulsar una cartografía contra-narrativa, un esfuerzo por nombrar lo que no solamente reprimimos sino todo aquello que queremos decir y perdemos al camuflarlo.

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